miércoles, 28 de septiembre de 2016

El mal de la mitad.

Fíjese bien:
Esto que le voy a contar no es una historia de amor, ni de desamor, ni de lucha social en redes sociales, es sólo un momento de reflexión de gripe nocturna.

Figúrese que ayer yo me iba a cenar una hamburguesa y terminé cenandome la mitad de esta. 

-Hoy eche la ropa sucia a la lavadora y no la saqué de ahí, fui a verla y apestaba a humedad, la tendré que lavar otra vez, no hoy, tal vez mañana.

-Conecte mi celular a cargar y lo desconecte cuando tenía el 70% de carga.
  
-Estoy escribiendo 3 obras... no voy ni a la mitad de ninguna. 

-Me dispuse a barrer y a trapear, sólo barrí. 

-Tuve una junta importante en la mañana, tuve que salir corriendo a la mitad porque se me hacia tarde para llegar a otro compromiso.

-Tuve clase y no logre terminar las actividades previstas. 

-Me puse a escuchar canciones y las cambio a la mitad. 

-Comencé a leer el octavo libro de este mes y no es que haya terminado los otros 7 sino que los dejo sobre la mesita de lecturas y después los recupero y los vuelvo a dejar y así sucesivamente. 

-Estoy medio enfermo, porque me siento irritado pero no termino de tener fiebre.

-Un muchacho guapo vino a traerme un pay y un té para que me recuperara, no me comí el pay y al muchacho ni siquiera le di un buen beso de agradecimiento.

¿Ya vio usted a donde voy?

A que tengo el mal de las mitades, me da miedo terminar las cosas, prefiero comenzar algo nuevo antes que terminar algo viejo, vaya en pocas palabras sigo teniendo terribles errores ortográficos, en el trabajo, en la vida y en el amor, ya que sigo poniéndole puntos suspensivos a lo que desde hace tiempo debí ponerle un punto final...

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