miércoles, 31 de diciembre de 2014

La jodida nota del autor.

Los desalmados es una depuración, una búsqueda, un encuentro entre la realidad y la ficción y un reencuentro con el pasado imaginario. 

Siempre me he considerado un autor rosa, cursi y altamente romántico. 
Por otro lado siempre me ha llamado la atención el relato erótico, plasmar en letras esas sensaciones físicas tan viscerales, y tan primitivas  me resultaba sumamente complicado y sumamente atractivo. 
Escribí los desalmados esperando encontrar una parte de mi que aun no exploraba, esperando modificar mis costumbres, mi métrica, mi poética, mi lenguaje. 

Siempre quise escribir un relato erótico, por lo pronto hice estos 8.

Juzgue usted mismo estimado lector, ojala alguno le provoque algo, aunque sea asco.

Si usted es católico de corazón, conservador por convicción, homofobico por imbécil o mocho por tapatío, mejor ni los lea, no le van a gustar. 

Los desalmados están acomodados del 8 al 1, pero en realidad comienzan con el 1 y terminan con el 8, bueno, en realidad comienzan con el que usted quiera y terminan de la misma manera.

Cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia, no se ofenda y no se ponga el saco. 

Creo que nunca dejare de ser un autor rosa, cursi y altamente romántico, pero por lo menos ya sé que hasta las cosas más sucias, las puedo volver hermosas. 



Oz.

Los Desalmados Ocho.

El Maullido. 

Finalmente él.
El fantasma.
El León.
El Maullido.

Lo soñé, y lo conocí y me enamore como nunca creo pueda enamorarme de nadie más en toda mi vida.

Lo sé, sé que he dicho eso 7 veces anteriores, pero llega un día, en el que algo sucede, en el que te topas con unos ojos verdes, tristes, profundos y hermosos, unos ojos verdes que son capaces de anularlo todo.

Lo único que sabia de él, era que tenía los ojos verdes y un culo de sueño, blanco, lampiño, redondito, duro y mordible. Y nos citamos en una plaza, él llevaba un encargo para mi y yo llevaba todas las ganas de conocer al hombre con el que tengo la mayor afinidad del mundo, al hombre que descifró mi tatuaje con sólo verlo una vez, al hombre que también sufre de insoportable levedad del ser, al hombre que quería cogerme por el resto de mi vida.

Ahí estaba, sentado, en una banca verde que combinaba con sus ojos, chamarra de cuero, botas, jeans rotos, cabello despeinado, y un gatito en los brazos.

Jamas, me había enamorado a primera vista, jamas había sentido mariposas en el estomago por nadie, jamas había tenido una erección tan fuerte al sólo cruzar una mirada.

4 veces lo volví a ver.

Esta no es una historia de amor, ni un relato erótico.

Esta es una patética historia de como me enamore de un ser del cual aun me pregunto
¿Es real?

A él no le robe nada, ni siquiera un beso.
Él me robo el tiempo, el corazón, el aliento y el alma.

Yo por él ya no puedo escribir ninguna ridícula historia de amor.

Yo por él  también soy un desalmado.


domingo, 28 de diciembre de 2014

Los Desalmados Siete

El Espíritu. 

El destino ya nos había presentado en otras ocasiones... o por lo menos eso dice.
Estábamos, de alguna extraña manera, destinados a estar juntos... o por lo menos eso dice.
Me ama... o por lo menos eso dice.
Sólo lo quiero para coger... o por lo menos eso dice.

Nuestro primer encuentro fue en un hotel barato cerca de Bellas Artes, yo estaba de visita y el estaba ahí por mi, dormimos juntos, desnudos, su espalda contra mi pecho y nuestros pies entrelazados, le bese las manos, le quería hacer el amor.

Lo conocía de antes,
de otras vidas,
de otros tiempos,
de otros mundos...
de twitter.

Pasó un largo tiempo de sólo vernos y querernos, tal vez nos queríamos más de lo que nos veíamos o tal vez sólo queríamos prolongar el momento.
Un día le dije,
"Terminé con él",
sonrió,
me quito la playera,
"No me hubieras dicho eso". 

Acto seguido se pego a mi cuello,
lo lamia,
con furia,
como si lo hubiera deseado desde hace muchas vidas,
bajo por mi traquea dando pequeñas succiones,
comenzó a besarme el pecho,
parecía que quería quedarse allí para siempre,
jugaba con mis pezones y eso me ponía loco,
me tocaba los brazos,
me acariciaba las piernas,
seguía chupando,
mi abdomen,
mis costillas,
mi pelvis,
pasaba su lengua por mis estrellas,
como si supiera de otras vidas que ese punto me pone sublime,
 yo estaba mojado,
empapado,
como si yo también hubiera estado esperando ese momento de otras vidas;
me quitó el cinturón,
me desabotono el pantalón.

-Espera.
- No.

Su lengua,
su bendita lengua jugando con mis testículos,
con mi entrepierna,
con mis ingles,
succionaba de uno en uno y eso me volvía mas loco,
recorrió con su lengua todo mi tronco,
vena
por
vena,
y yo me retorcía,
como si me estuviera exorcizando todas las vidas en las que no habíamos estado juntos,
llego a mi glande,
lo beso,
lo lamió.

Lo empuje -voltéate- le dije, lo tomé de los hombros, lo puse en cuatro, le lamí la nuca, los omóplatos, la espalda baja, el coxis, el culo. Sus nalgas, mordía sus nalgas y las arañaba como poseído por un espíritu que ansiaba salir, abría sus nalgas y metía mi lengua entre ellas, quería llegar al fondo con mi lengua y jugaba y mientras tanto el gemía, era una postal preciosa, yo sólo podía  ver sus hombros sobre sus nalgas y disfrutaba del sabor de tantas vidas que nos separaban, me hinqué, se la metí.

Terminé.
Terminó.
Terminamos.

- Nos la debíamos.
- De otras vidas.

No le he robado el alma.
Sigo en proceso.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Los Desalmados Seis.

El que no se mueve. 

A mi me gustaban sus ojos.
A mi me gustaban sus labios.
A mi me gustaban sus brazos.
A mi me gustaban sus manos.
A mi me encantaban sus nalgas.

A él no le gustaba mi cabello.
A él no le gustaban mis tatuajes.
A él no le gustaban mis manos.
A él no le gustaban mis orejas.
A él no le gustaba tanto.

Pero cogíamos "bien", el lo disfrutaba, siempre atrás, siempre arriba, siempre  adentro, siempre en un motel, un motel caro.

Muévete tú, tócame tú, él era el perfecto activo-pasivo. Arriba de mi, soplando mi nuca, gimiendo fuerte, la tiene grande, me dolía, pero aguantaba, por que me gustaba, me gustaban sus gemidos y sus gestos, me gustaba que apretara los labios y cerrara los ojos como si fuera un escape, me gustaba pensar que si él los abría y me miraba mientras me cogía se conventiria en piedra y creo que él pensaba algo similar, me gustaba que él no hiciera nada, que sólo se sentara en la cama y se pusiera el condón para que yo lo montara y brincara con su pene adentro, me gustaba sentir mis nalgas chocando en sus caderas y que de vez en cuando me besara la espalda, me gustaba que me apretara el culo, que me tomara de la cintura, que me acariciara el cuello, me gustaban sus axilas y a el le gustaba lamer las mías, me gustaba que me besara y me mordiera el labio inferior mientras me-penetraba-duro-a-manera-de-estacatos, me gustaba pasar mi lengua por todo su cuerpo y detenerme a lamer sus pies y que después me dijera "No mames nunca me habían hecho eso", me gustaba mamársela y acariciarle las nalgas al mismo tiempo y que después se viniera en mi boca y sentir su semen caliente y dulzón a manera de espuma bajar por mi garganta y que yo no dejara caer ni una sola gota, me encantaba ver su cara después de hacer esto porque era una mezcla de excitación e incredulidad, era una pelea entre su deseo y su moral y eso me encantaba, me encantaba verlo disfrutar del sexo más de lo que se lamentaba, me encantaba ver el momento en el que se venia adentro y abría los ojos y como en sus ojos se proyectaban al mismo tiempo el buen cristiano que debería ser y el depravado que estaba descubriendo el sexo bien hecho, porque si, yo lo hago muy bien.

Sólo una vez me dejo metersela, no fue agradable, ni para él, ni para mi, ni siquiera se me paro bien, no me excite, no vale la pena describirlo.

Me terminó. Nunca le gusté tanto.

Le robe el alma, aquí la tengo y ahora me la cojo yo.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Los Desalmados Cinco.

La Rata 

En el campo de la pornografía, lo sexual, lo sucio, lo vouyerista, él iba muchos orgasmos por delante de mi. Él 19 y yo 23,  4 años mayor y él ya había vivido y experimentado cosas de las que yo, aún me considero en pañales.

No sé si me enamore, lo que sé es que olvidé el amor pasado y la herida fresca, olvidé porque tenía enfrente lo prohibido, lo irreal y lo que posiblemente siempre quise ser.

Me hice amigo de su madre, siempre me hago amigo de sus madres, soy el "compañero perfecto" servicial, atento, en ese entonces estudioso, responsable y una buena influencia para el hijo depravado que no se sabe si salió a su padre, o a ella misma.

En el fondo no dejaba de ser un niño, le gustaban los vídeo juegos y aun le sorprendía sentirse protegido, se emocionaba con los regalos de navidad y coleccionaba muñecos de peluche, yo iba a su casa, jugábamos Mario Party en el Wii, cada uno jugaba durante una vida y si perdía, seguía el turno del otro, la mejor manera de que alguien perdiera era meterse la verga del jugador en turno en la boca del jugador en reta, así que cada uno ponía su mayor empeño en no perder para tener la boca del otro pegada a su verga durante más tiempo, el juego terminaba cuando uno de los dos se venía o cuando llegaban sus papas y si, siempre estábamos o estudiando o arreglando su cuarto.

Siempre después de mamarmela jugaba con mis testículos, le encantaban, decía que nunca había visto unos tan grandes, peludos y llenos, me pedía hacerles una sesión de fotos con su polaroid instantanea.
Nunca lo dejé.

Un día falleció un familiar de él, no recuerdo exactamente cual y es que la verdad no me importaba, lo visité para jugar Mario Party una vez más, "Mi mamá no se va, van a rezar el novenario aquí en mi casa, 9 días de rezos en el piso de abajo y mientras no podemos jugar Wii".

Nos quedamos a estudiar en su cuarto, abajo rezaban, arriba, él se hincaba.

Abajo - Padre nuestro que estas en los cielos...
Arriba - Bájate el short.
Abajo - Venga a nosotros tu reino...
Arriba - Ponlo en mi boca.
Abajo - Danos hoy nuestro pan de cada día...
Arriba - Que lo sienta en la garganta.
Abajo - Libranos del mal...
Arriba - Quiero ser tu puta.
Abajo - Dios te salve Maria...
Arriba - Echamelos en la boca.
Abajo - Llena eres de gracia...
Arriba - Lléname la boca.
Abajo - Ruega por nosotros los pecadores...
Arriba - Ya vente.
Abajo - Ahora y en la hora de nuestra muerte...
Arriba - Ahhhhhh men.

¿Rezamos mañana?

Rezamos durante 9 días, su mamá se sentía contenta de que estuviera estudiando con él y haciéndole compañía en esos momentos de perdida. La verdad es que él no lo sentía, él no sentía nada, se burlaba de su madre, de su padre, de mi y de él mismo.

Niño suicida, afeminado, debilucho, adicto al sexo, puta, cerda, rata y otras tantas virtudes que tenía. Se ha hecho viejo, perdió el encanto.

Aun no encuentra su alma, no se la robé. No tenía.