sábado, 16 de mayo de 2015

Ante los ojos de la comunidad teatral tapatía.


¿Comunidad teatral tapatía?

Me encuentro triste y confundido, no puedo negar que esta ha sido una de las mejores semanas de mi vida en cuanto a lo que refiere al quehacer teatral y a mi dedicación por lo que hago, sin embargo algo no anda bien.

Es triste que tenga que venir gente de otras latitudes a decirte que lo que haces es bueno, que tu búsqueda vale y que el empeño que le pones a las cosas se nota.

Junto con mis hermanos no sanguíneos me dispuse a formar un colectivo, tiempo después a ofrecerle a la comunidad tapatía una opción en cuanto a la educación artística, específicamente la escénica, creando una escuela que forme actores profesionales y no de esos que no tienen un compromiso con el oficio.

Cuando comenzamos a caminar con este proyecto yo soñaba con crear un espacio del cual la comunidad teatral pudiera echar mano, soñaba con que el instituto que a mi y a los míos nos ha costado sudor, lagrimas y sangre fuera visto como una lucha independiente, como un acto revolucionario para defender la cultura de nuestro estado y nuestro país porque seamos sinceros, los actores no somos necesarios y por eso me parece que dedicarnos a esto es un acto revolucionario. 

Reflexionaba con una de esas personas a las que nosotros decidimos nombrarlos como "mejores amigos" sobre lo que se dice y lo que se hace.

No puedo evitar sentirme muy triste al saber que personas de mi misma comunidad, colegas a los cuales saludo con gusto cuando nos encontramos por la calle y más frecuentemente en los teatros, compañeros de generación y "amigos" intentan desprestigiar una labor que tanto trabajo nos ha constado y que hemos realizado con el corazón en la mano. Es triste enterarse que nos llamen caciques, lame huevos, rateros, que digan que intentamos crear un monopolio, que se diga que somos beneficiados del favoritismo, que se nos tache de fantoches y de deshonestos.
Y después de hablar de nosotros con otros colegas se atreven a decirnos "Me encantaría verte en mi montaje", "Estoy en temporada ¿Cuando vas a ir?", "Ojala vengas a mi obra y luego nos echamos una chela a ver que te pareció?".


Por otro lado también me enoja, me enoja mucho que esas mismas personas que tienen tantos huevos en la garganta al hablar y decir mentiras y estupideces, no sean lo suficientemente inteligentes y eticos como para acercarse a informarse ¿Qué hacemos? y ¿Porque lo hacemos?.
No pretendo generar lastima ni mucho menos y no tengo porque entregar estados financieros sobre la institución que hemos decidido crear (yo si, no soy un servidor publico) y los que con gusto y valentía se han acercado a nosotros, saben lo que ha costado y sigue costando comenzar y mantener este sueño.


No se si sea envidia, odio o mero pendejismo, pero me parece absurdo que una comunidad que se supone busca crear un bien común, se ataque tan constantemente y de manera tan rapaz, se podrá decir que esta en nuestra naturaleza, que así somos los mexicanos y más los teatreros y mil y un cosas para justificar tan baja acción, pero de verdad me parece espeluznante, últimamente se  hace muy fácil abrir la boca y juzgar, cualquier montaje, cualquier ejercicio, cualquier acción. Tuve la oportunidad de tomar un taller con Jorge Dubatti y el mencionaba que el critico debe conocer lo que va a criticar, debe saber cual es la búsqueda del artista, ¿Qué ha hecho?, ¿Qué quiere explorar? y a partir de ahí entonces si, realizar una critica, abrir la boca, si no se hace este ejercicio entonces no estamos criticando, estamos atacando. 

Ya no quiero echar choro, si escribí todo esto es porque me gustaría que aquellos que se atreven a llamarme ratero, cacique y muchas otras de las pasadas menciones, me buscaran y me preguntaran sobre esas cosas que ellos mismos suponen.

¿En que momento dejamos de luchar por una causa común y nos dedicamos a luchar por destruir las causas de los demás? 

Muy enojado y decepcionado.
Oz.

No hay comentarios: